sábado, 21 de febrero de 2009

El ciclo de la mujer como fuente de poder y creatividad

En la pubertad la mujer es “iniciada” por la naturaleza, comienza así su vida como mujer adulta, capaz de generar vida, preservarla durante el tiempo del embarazo y finalmente entregar el ser engendrado al mundo. En este sentido, a diferencia del hombre que no experimenta esta iniciación, la mujer se encuentra más cerca la naturaleza y sus ciclos. En la antigüedad y aún hoy en algunas tribus australianas, los niños de trece años tienen que atravesar por iniciaciones de la mano del padre y de los sacerdotes iniciadores de la comunidad. Es una manera de compensar la ausencia natural de la iniciación que sí experimenta la mujer y se pone en práctica mediante un ritual que opera como rito de pasaje, de tal modo que el púber se convierta en adulto.
En mis cursos de tarot junguiano trabajamos a fondo el arquetipo femenino como dador de vida y también de muerte. En el caso de la mujer mi trabajo consiste en que ellas tomen conciencia de todos los aspectos. En el tarot encontramos tres figuras arquetípicas fundamentales: La Sacerdotisa simboliza el aspecto ying de la mujer, el misterio de la vida, la sabiduría, la capacidad para generar vida. Se encuentra representada en las diosas de la antigüedad tales como Ishtar, Isis, Astarté. Diosas de la fertilidad, los amantes, el amor, el sexo. Se corresponde con la luna creciente, sutil, frágil, ultra femenina, llena de promesas de fecundidad. La Emperatriz se relaciona con el arquetipo de La Madre, tanto en su aspecto nutricio como devorador, es también el símbolo de la mujer yang, la que integra su aspecto masculino y acciona. Se la vincula con las diosas protectoras del hogar y la familia. Se corresponde con la luna llena, la fecundidad total. La Luna es la hechicera, la anciana, la mujer oscura, sabia, es el aspecto femenino relacionado con la muerte, la oscuridad, la locura. Es la diosa de la noche. Se corresponde con la luna nueva que da una noche cerrada, completamente oscura.
El libro “Luna Roja” de la autora Miranda Gray indaga acerca de la relación ente el ciclo de la mujer, el arquetipo femenino en sus distintos aspectos y su vinculación con las fases de la luna. El planteo del libro es muy interesante porque reivindica el ciclo entendido como proceso evolutivo y al mundo femenino como fuente de creatividad. Afirma también que en el mundo contemporáneo tiende a considerarse a la mujer débil u hormonal debido a la aparición de la regla. Debido a esto la mujer urbana se preocupa por continuar siendo productiva y así persiste con sus actividades cotidianas “negando” su cuerpo y sus necesidades.
Así ella distingue distintas etapas. La primera se corresponde con el arquetipo de la “Anciana Oscura” va desde el día uno en que surge la regla hasta que termina. Es un período en el cual la mujer necesita retirarse del mundo externo para refugiarse en el interno, no tiene ganas de socializar, el cuerpo está inflamado y molesta, siente necesidad de estar sola. La energía involucrada en este proceso tiene que ver con la oscuridad, la muerte entendida como símbolo. La vida que pudo haberse engendrado no se concretó. El útero se dispone a limpiarse, y ella también. La mujer se deshace del mes que pasó y de todas las cuestiones que hay que soltar.
La segunda etapa se relaciona con el arquetipo de la Virgen y va desde el momento en que cesa el sangrado hasta la ovulación. La energía involucrada en este período es la de la mujer propiamente dicha, libre ya de la oscuridad, se siente plena, llena de energía, satisfecha consigo misma. Se relaciona con la luna en cuarto creciente, sutil, femenina, misteriosa.
La tercera etapa se relaciona con el arquetipo de la Madre y va desde el momento en que el óvulo es expulsado por el ovario hasta el momento en que cae en el útero sin haber sido fertilizado. Despierta en la mujer el instinto materno, se vuelve cariñosa, generosa, empática, amorosa. Si está en pareja se vuelve más compañera y comprensiva. Se corresponde con la luna llena, energía de máxima fertilidad.
La cuarta etapa se relaciona con el arquetipo de la Hechicera y rige a partir del momento en que el óvulo es expulsado hasta el día en que comienza la regla. La mujer se está preparando para ese momento, se empieza a sentir más sensible, irritable, necesita estar más tiempo sola, se siente llena de creatividad, sensualidad y sexualidad. A pesar de la incomodidad que le ocasiona el cuerpo que ya se empieza a inflamar exuda magnetismo. La intuición se agudiza. Tiene impulsos por hacer cosas que habitualmente no hace a lo largo del mes, siente especial preocupación por la limpieza, su cuerpo se está preparando para limpiarse y eliminar lo que ya no necesita. Su paciencia disminuye y suele ser muy frontal, puede herir a los otros. Inconscientemente empieza a captar el período de oscuridad que se avecina, la llegada de la regla que marca el final del ciclo.
Las etapas no son estáticas sino que se van superponiendo entre ellas. Es importante que la mujer entienda el proceso psicológico por el que atraviesa todos los meses y se ponga a tono con sus propios ritmos que no son otros que los de la naturaleza: muerte y renacimiento, como así también su conexión con la vida ya que ella es instrumento de la naturaleza.
Se suele decir que la Doncella, la mujer joven (luna creciente), la Madre (luna llena), la mujer de mediana edad, la Hechizera (luna menguante), la mujer pre-menopáusica y menopáusica y la Anciana Oscura (luna nueva), la mujer pos-menopáusica son las cuatro edades de la mujer. Es interesante descubrir que la mujer tiene la posibilidad de vivir todas ellas en un solo ciclo, ella las contiene a todas: la emprendedora, la nutricia, la intuitiva, sensual y la sabia.
En el mundo en que vivimos la mujer no cuenta con la posibilidad de retirarse a vivir su ciclo. Y peor aún las mujeres que han dejado de menstruar son devaluadas, mientras que en las culturas antiguas eran veneradas por su sabiduría ya que ellas contenían en sí mismas un gran potencial intuitivo. La sobrevaloración de la juventud que ignora y se aleja de los ritmos naturales ha hecho que la mujer que ya ha terminado su ciclo fértil, se vuelva inconsciente de su poder, se desvalorice.
Si a pesar del mundo contemporáneo la mujer pudiese conectar con la energía disponible para ella en cada etapa podría aprovechar al máximo su potencial, la creatividad disponible y así alinearse con su propio ritmo. El verdadero poder de la mujer reside en aprovechar los dones de cada etapa y fluir con ellos, poder respetarse y enseñar a los demás acompañarla en su proceso. El mundo de lo femenino es complejo y profundo y comprenderlo nos lleva a tener una existencia más plena como mujeres. La energía está disponible para nosotras mientras la luna siga mutando, sólo es cuestión de volvernos conscientes.
"Luna Roja" Miranda Gray Los dones del ciclo menstrual. Editorial Gaia

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